La reciente DANA que azotó Valencia y dejó cientos de víctimas y pérdidas millonarias ha llevado a la Asociación Río Aragón a reflexionar sobre las infraestructuras hidráulicas y su capacidad para afrontar los eventos climáticos extremos cada vez más comunes. La entidad advierte que proyectos como el recrecimiento de Yesa “forman parte de un esquema de un mundo viejo, que ya no existe”, señalando que, de producirse lluvias similares en Yesa, el embalse se convertiría en “una bomba de gran potencial destructivo” para las comunidades aguas abajo.
Desde la Asociación explican que “las nuevas DANAS están aportando datos de precipitaciones, hasta casi 600 l/m², que superan ampliamente las estimaciones tradicionales.” Subrayan que, en 2012, unas precipitaciones mucho menores ya provocaron graves deslizamientos en la ladera de Yesa, lo que obligó a evacuar y demoler urbanizaciones enteras en la zona. Desde entonces, la inversión de casi 100 millones de euros en intentos de estabilización no ha podido garantizar una seguridad total, y los aliviaderos aún presentan fallos. En este contexto, la Asociación cuestiona la lógica de avanzar con el proyecto, declarando que “no se puede enfrentar la naturaleza cambiante a base de hormigón.”
La Asociación también apunta a la necesidad de replantearse el modelo de gestión hidráulica en general, valorando alternativas que prioricen la adaptación a la nueva realidad climática, en lugar de mantener una infraestructura que “desprecia las medidas de recuperación de dominios hidráulicos y agrava el riesgo en caso de inundación.” Ante esta situación, concluyen que “la prudencia, la seguridad y la racionalidad exigen detener el irracional recrecimiento de Yesa” y abogar por una retirada estratégica que proteja a la población y respete los flujos naturales en un contexto de cambio climático irreversible.
La Asociación Río Aragón cierra su comunicado llamando a “reflexionar sobre la sostenibilidad y la vida de las personas, en lugar de los intereses de algunos sectores privilegiados,” recordando que, de continuar con el recrecimiento, las tragedias serán “cada día más frecuentes y devastadoras.”