Entre el 3 y el 5% de los habitantes de España consumen estos productos de origen natural. El principal motivo que defienden es su aporte para mejorar el nivel de vida. Ahora, hasta 12 productos homeopáticos podrían ser reconocidos por la ciencia. «Los estudios de estas terapias naturales son imprescindibles», apuntan desde Esneca Business School
Mujer, de unos 46 años y con estudios superiores. Este es el perfil general de la mayoría de consumidores de homeopatía en España. Así lo apunta un estudio realizado por el proyecto Scienceflow, externo a la industria de estos productos de origen natural que indica que su consumo es principalmente puntual
Y es que la polémica sobre estos ‘medicamentos’ vuelve a estar en la palestra después de que se haya confirmado que hasta 12 productos homeopáticos podrían ser reconocidos por la ciencia para su uso terapéutico, según el último informe publicado recientemente por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Santuarios. “Una noticia que apunta a la necesidad de seguir estudiando las propiedades de las plantas”, apuntan desde Esneca Business School, escuela de negocios online líder en territorio nacional.
Apoyo en España
El apoyo a estas terapias naturales por médicos y científicos en España no tiene cifras exactas. Sin embargo, la industria homeopática apunta a que cerca de 10.000 médicos estarían de acuerdo con su uso. Unas cifras que contrastan con
Por otro lado, el informe de Sciencieflow registra también los canales de información ante el uso de estos productos: sólo el 23,4% de consumidores busca información en los profesionales. La mayoría se informa a través de conocidos y, el resto, busca en Internet.
“El uso de estos compuestos naturales debe estar prescrito, así como ocurre con los medicamentos convencionales, por profesionales formados en el ámbito”, acaban desde el centro formativo, donde se pueden encontrar cursos especializados como el Máster en Homeopatía y Fitoterapia. Igualmente, los autores del estudio manifiestan que los efectos de estos productos, ya sean para bien o para mal, deberían ser divulgados científicamente desde las instituciones sanitarias.
Fuente Comunicae