Este martes, 6 de mayo, la Casa de Cultura de Burlada acogerá de 18:00 a 19:30 una interesante charla abierta a toda la ciudadanía con Rut Iturbide Rodrigo, experta en género y coordinadora del primer estudio sobre violencias sexuales en mujeres jóvenes de Navarra. La actividad, organizada por el área de Igualdad del Ayuntamiento de Burlada, busca compartir las principales conclusiones de esta pionera investigación, financiada por el Instituto Navarro para la Igualdad (INAI).
Durante su intervención, Iturbide –profesora asociada de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) y referente en violencia contra las mujeres e intervención social desde la perspectiva de género– alertará sobre el riesgo de centrar el discurso contra la violencia sexual exclusivamente en las mujeres que la padecen. En sus palabras, ello supone una “revictimización” que las obliga a autolimitarse, afectando directamente a sus derechos y libertades. «Las posiciona en una categoría de ciudadanía inferior a la de los hombres, mientras reafirma la posición de superioridad de los agresores», ha señalado.
El estudio, que ha contado con la participación de las investigadoras Leonor Canals, Nayaded Labbé y Leire Martínez, combina análisis cuantitativo y cualitativo. A partir de datos oficiales procedentes de cuerpos policiales, servicios sociales y sanitarios, y mediante entrevistas a mujeres jóvenes de entre 14 y 29 años, así como a profesionales del ámbito policial, sanitario y del Centro de Atención a Víctimas de Violencias Sexuales (CAIVS), el trabajo ofrece una radiografía actualizada y profunda de esta realidad en Navarra.
Una de sus conclusiones más relevantes desmonta la idea extendida del “violador desconocido”. Según Iturbide, es urgente «desterrar del imaginario colectivo la figura del agresor fantasma o el peligro en la calle». La investigación demuestra que la mayoría de agresiones son perpetradas por personas del entorno cercano de las víctimas: familiares, parejas, amistades o compañeros de trabajo.
Aunque la violencia sexual no es, por número, la más frecuente (por detrás de la física y la psicológica), el estudio constata un incremento sostenido de los casos en los últimos años. De 134 casos registrados en 2018 se ha pasado a 356 en 2023. Destaca el aumento en mujeres menores de 17 años (142 casos) y en jóvenes de entre 18 y 29 años (115 casos), lo que indica que las víctimas más frecuentes son las más jóvenes. Este repunte se atribuye tanto a un posible aumento real como a una mayor conciencia social, capacidad de detección y disposición a denunciar.
Pamplona y su Comarca, junto con Tudela y la Ribera Alta, concentran la mayoría de los casos, en consonancia con su densidad poblacional. Además, los agresores se sitúan mayoritariamente en la franja de edad de entre 30 y 49 años, lo que refuerza el desequilibrio generacional en la mayoría de las agresiones.
En cuanto a la atención institucional, los cuerpos policiales y el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses son los servicios que atienden a un mayor número de casos, por su papel clave en la denuncia y la pericia judicial. Sin embargo, servicios como los Equipos de Atención Integral a víctimas (EAIV) o la Oficina de Atención a Víctimas de Delitos (OAVD) ofrecen una atención más personalizada, aunque registran menos casos.
El estudio también subraya la persistencia de formas naturalizadas y silenciadas de violencia sexual, como los tocamientos, roces no consentidos o bloqueos del paso, y no solo las agresiones más extremas. Todo ello forma parte de un fenómeno estructural que requiere cambios profundos. «Es urgente implicar a los hombres en la prevención, detección y abordaje de estas violencias», reivindican las autoras, proponiendo un cambio de enfoque que desresponsabilice a las mujeres y sitúe la mirada sobre los agresores y sobre el sistema que los ampara.
Finalmente, las investigadoras alertan sobre una reacción adversa al avance del movimiento feminista, lo que describen como un “rearme contestatario machista” que se traduce en el recrudecimiento de las violencias contra las mujeres mediante nuevas formas y estrategias. Un fenómeno que, lejos de frenarse, exige más que nunca una respuesta social, institucional y colectiva.