Histórico 'empate' en los Goya. El 47, de Marcel Barrena y La infiltrada, de Arantxa Echevarría comparten ex aequo el premio a mejor película en la gala de Granada, un hecho insólito en la historia de los premios y que subraya la igualdad de los pronósticos en un final sorprendente (solo en 1990 dos cortometrajes de ficción habían empatado en votos). La sombra de un lalalandazo planeó sobre la platea cuando Alejandro Amenábar y el reparto de Mar adentro, encargados de leer el sobre a mejor película, llamaban sucesivamente a los dos equipos: un hecho estadísticamente poco probable ya que hay cerca de 2.000 académicos con derecho a voto.
La explicación del desconcierto de la entrega la ofrecía uno de los entregadores, el actor Tomar Navas, al periodista Carlos del Amor: en el sobre a mejor película, había un papel que rezaba ex aquo (sic) y dos tarjetas, una con El 47 y otra con La infiltrada.
El 47 sale como ganador numérico de la gala con cinco premios (película, mejor actor, mejor actor de reparto, mejor actriz, dirección de producción y efectos especiales), un paseo triunfal para el autobús de Torre Baró al que se ha subido en la última parada La infiltrada, el modélico thriller sobre la única mujer infiltrada en ETA, que se ha convertido en la cinta dirigida por una mujer más taquillera de la historia, y sale de Granada con dos estatuillas: película y mejor actriz.
En unos premios muy repartidos, la gala deja un hermoso Goya mejor dirección para Segundo premio, compartido entre Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez. Con el primero ausente, tras un año doloroso en lo personal, Rodríguez recogió el galardón y leyó las palabras de Lacuesta dedicando el Goya a su hija fallecida. La (no) película sobre Los Planetas fue recompensada con los premios a mejor sonido y mejor montaje, que reconocen su atrevida propuesta narrativa.
Esperado y merecido Goya a mejor actor para Eduard Fernández por poseer a Enrico Marco, el impostor español que se hizo pasar por víctima de los nazis, en Marco. Un trabajo descomunal que supone su cuarto Goya y su segundo como protagonista, uniéndose a Alfredo Landa, Fernando Fernán Gómez, Luis Tosar y Javier Gutiérrez. Su increíble caracterización, que abarca medio siglo de la vida de Enric Marco, también ha sido recompensada con el Goya a mejor maquillaje y peluquería.
Carolina Yuste también dio por buenos los pronósticos como mejor actriz por La infiltrada, de Arancha Echevarría: su primer Goya a mejor actriz principal en su segunda nominación en la categoría. "No podemos usar la herida y el dolor de tantísima gente para sacar rédito político", ha expresado Yuste, que ya ganó un Goya como actriz de reparto por su primer trabajo con Echevarría, Carmen y Lola.
Pedro Almodóvar, ausente en la gala (como también ausentes sus protagonistas Tilda Swinton y Julianne Moore) ha obtenido por La habitación de al lado el Goya a mejor guion adaptado (de la novela Cuál es tu tormento, de Sigrid Nunez). Su hermano y productor, Agustín Almodóvar, leyó las palabras de Pedro, en las que recordaba la escena de la película en la que el actor John Turturro alerta de que la ultraderecha y liberalismo caminan juntos. "La rodamos hace siete meses, antes de que se hiciera realidad en las elecciones americanas. Vivimos tiempos apocalípticos", ha leído. La película sacó lustre a su deslumbrante estética con el goya a la mejor fotografía Eduard Grau, que se sumó al Goya a la mejor música original para Alberto Iglesias, hombre récord de la historia de los premios con doce cabezones ya.
Ya durante la gala, sobre el escenario se ha diseminado alguna reivindicación espontánea como el "Free Palestine" del propio Miguel Ríos, otras presentes en guion como el recuerdo a las víctimas de la dana de Valencia a cargo de Miguel Ángel Silvestre, y, sobre todo, numerosas críticas a la xenofobia y al cambio climático.
Aitana Sánchez Gijón y Richard Gere, Goyas honoríficos reivindicativos
La Goya de Honor más joven de la historia, Aitana Sánchez Gijón, ha reivindicado el cine "como lugar de encuentro frente a la intolerancia y los abusos de poder". Abrazada largamente a su amiga Maribel Verdú, entregadora el premio, la expresidenta de la Academia de Cine ha recordado que a lo largo de su prolífica carrera solo ha trabajado con cuatro mujeres cineastas: "Por suerte están cambiando las cosas, hoy sois muchas más. Iba siendo hora, compañeras".
Por su parte, Richard Gere, asistente en la primera fila de la platea de la gala, recogió su Goya Internacional de manos de Antonio Banderas con una batería de advertencias sobre la expansión del trumpismo en el mundo. "América ya no nos inspira, es un lugar oscuro con el presidente de Estados Unidos. No solo pasa allí, está ocurriendo en todas partes", ha dicho antes de animar a "estar alerta, tener coraje y ponernos de pie".
Fuente: RTVE
