Jesús Ilundáin Zaragüeta, conocido por todos como ‘El Tuli’, ha fallecido a los 93 años dejando tras de sí un legado imborrable en la historia de los Sanfermines. Nacido el 21 de marzo de 1931 en la calle Jarauta de Pamplona, fue un sanferminero por excelencia, peñista y protagonista de una de las tradiciones más icónicas de estas fiestas.
Su vínculo con los Sanfermines alcanzó su momento cumbre en 2016, cuando fue elegido por votación popular para lanzar el chupinazo, la primera vez en la historia que esta responsabilidad recaía en alguien designado directamente por la ciudadanía. En un emotivo vídeo grabado en 2017, ‘El Tuli’ recordaba aquella experiencia como «la mayor emoción» de su vida: «Tanta gente, la plaza llena… es una emoción que no hay palabras».
Un legado sanferminero imborrable
‘El Tuli’ fue el socio número 1 de la peña Los de Bronce, de la que fue presidente en los años 70. Antes de ello, había pertenecido a los Iruñako. Con su pasión por las fiestas, participaba activamente en actos, desde las dianas hasta las corridas de toros, donde siempre ocupaba la misma localidad desde joven. Su amor por los Sanfermines no se limitaba a los días de fiesta, sino que se extendía durante todo el año, celebrando los días de escalera y organizando actividades para fomentar el ambiente peñista.
Uno de los momentos más emblemáticos de su legado fue el origen del cántico a San Fermín en la hornacina de Santo Domingo, minutos antes de cada encierro. Según relataba, junto a un amigo inició esta tradición entre los años 50 y 60, arrodillándose frente a los corrales y entonando por primera vez «A San Fermín pedimos…».
Pamplona despide hoy a una figura imprescindible de sus fiestas, un hombre que, a través de su entusiasmo y dedicación, encarnó el espíritu de los Sanfermines. ‘El Tuli’ será recordado no solo por su pasión por la fiesta, sino también por haber sido un ejemplo de amor por las tradiciones que definen a la ciudad y a su gente.
