Aralar ha asistido recientemente a los primeros vuelos de Araitz, un quebrantahuesos nacido en la propia sierra. Un hecho que supone “un hito histórico desde el punto de vista de la recuperación y conservación de la fauna en Gipuzkoa, ya que no existen precedentes en la bibliografía. Y que no es casualidad, sino el fruto de un trabajo ingente, de muchos años, del Servicio de Fauna y Flora y los y las guardas forestales de la Diputación en colaboración con otras instituciones, que felizmente ha dado fruto y que merece ser dado a conocer”, según ha destacado el diputado de Equilibrio Territorial Verde Xabier Arruti. Se trata de una especie catalogada en la CAVen peligro de extinción.
El proceso de colonización de esta ave es muy lento y ha costado más de 30 años poder ver volar a un joven quebrantahuesos en el territorio. Ya en la década de 1990 los y las guardas forestales empezaron a ver unos pocos ejemplares en Aralar. Fueron aumentando las salidas al monte y también los avistamientos de la especie. En consecuencia, se pusieron en contacto con el coordinador del Ministerio en Madrid en aquella época, Rafael Heredia, para informarle de los hechos. Heredia se trasladó a Gipuzkoa y en concreto a Aralar en compañía del personal técnico de la Diputación, dando “una enorme relevancia” a la presencia del ave en la sierra. Y es que, en el siglo pasado, la especie estuvo casi a punto de desaparecer a nivel europeo y los pocos ejemplares que quedaban se refugiaron en los Pirineos.
Según rememora el guarda del Servicio de Fauna y Flora Silvestre Mikel Olano, los expertos del Ministerio estimaron que la colonización del quebrantahuesos de los denominados “montes vascos” era de vital importancia para que posteriormente se extendiera a otros territorios, como Picos de Europa, sirviendo así estas montañas como corredor. El siguiente paso fue un viaje a Madrid para la reunión de un grupo de trabajo conjunto sobre la especie, con la participación de responsables del Ministerio, de Aragón, Cataluña, Navarra y Gipuzkoa (Diputación).
Así, en la parte guipuzcoana de Aralar, se decidió instalar un P.A.S. (Punto de Alimentación Suplementaria) o comedero, siendo el único comedero oficial instalado en la sierra, con las responsabilidades y trabajos que su mantenimiento conlleva. Siguiendo las instrucciones, en 1997 se puso en marcha. “Todas las semanas, invierno tras invierno, las y los guardas forestales han trabajado duro para abastecer abasteciendo el comedero, a menudo en condiciones muy adversas de nieve, viento fuerte, niebla…”, señala Olano.
Se sabía que estos comederos tenían una importancia enorme a la hora de vincular parejas de quebrantahuesos a un territorio, lo que con el tiempo se demostro. Enseguida se empezaron a ver quebrantahuesos solitarios en el entorno. n 2011 se comprobó que un quebrantahuesos marcado usaba frecuentemente el comedero. Se trataba de Kiriku, nacido en Navarra, concretamente en los alrededores del cañón de Arbaiun. En 2015 se consiguió atrapar a esta ave en el comedero y se le colocó un GPS en la espalda para poder controlar sus movimientos, junto a técnicos del Gobierno de Navarra.
En 2016 se le acercó una compañera y formaron pareja. En 2017 apareció otro ejemplar y pasaron de pareja a trío. Eran Kiriku, marcado por GPS y bandas en las alas, macho; Muel, hembra llegada desde Aragón, con marcas patagiales; y Eder, un elegante macho sin marca. En 2019 se tumbaron por primera vez y empezaron a incubar, pero no sacaron cría. En 2020 Kiriku desapareció volviendo a quedarse como pareja. Ha habido que esperar hasta 2024 para que esta Muel y Eder tuvieran éxito y vieran volar a su pollito, Araitz. “Si no se hubiera instalado y mantenido el comedero correctamente seguramente el asentamiento de la pareja no se habría producido. Además, la coordinación entre Diputación y Gobierno de Navarra ha sido constante, ya que Aralar se divide entre los dos territorios, pero estas aves no conocen fronteras y la colaboración es un ingrediente indispensable para una gestión adecuada, por lo que vamos a seguir en la misma línea”, ha explicado Arruti.
La de Aralar no es la única buena noticia, ya que, según ha dado a conocer, hace dos años y medio se instaló en Aizkorri otro PAS o comedero especial, que ya ha dado resultados, habiéndose identificado once ejemplares distintos, de los que uno, de nombre Aloña, decidió hace dos años y medio afincarse en el entorno. “En Gipuzkoa tenemos un patrimonio medioambiental de gran valor, un auténtico tesoro cuyo cuidado tenemos que garantizar entre todos y todas, para que llegue a las próximas generaciones. Esta legislatura vamos a seguir reforzando la preservación del medio natural y de la biodiversidad, dentro de la apuesta que hemos realizado por el equilibrio verde y la lucha contra la emergencia climática”, ha concluido el Diputado”.
Sobre la especie
El quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) es una especie de ave vertebrada accipitriforme de la familia Accipitridae. Es un buitre notablemente distinto de otras aves de presa parecidas. Recibe su nombre por su costumbre de recoger huesos y caparazones hasta grandes alturas para soltarlos, partirlos contra las rocas y poder ingerirlos para alimentarse. Está amenazado en amplias zonas de su distribución, y en el continente europeo está en grave peligro de extinción, habiendo desaparecido de varias regiones donde antes era abundante. Su envergadura varía entre los 2,75 y los 3,00 metros. Son características sus alas largas y estrechas, la cola larga en forma de rombo y el hecho de tener la cabeza recubierta de plumas, al contrario que el resto de buitres. Esto se debe a que no introduce la cabeza y cuello en los cuerpos de animales muertos, sino que es una especie osteófaga (de hecho, es la única ave que se alimenta casi exclusivamente de huesos).