PAMPLONA, 28 (EUROPA PRESS)
Más de 61.000 pacientes, en su mayoría con algún tipo de cáncer, han recibido en los últimos 25 años un diagnóstico de máxima precisión mediante imagen molecular que ha hecho posible conocer la tipología y extensión exacta de su enfermedad.
Una circunstancia que ha sido posible gracias al Servicio PET del Departamento de Medicina Nuclear de la Clínica Universidad de Navarra, primera unidad PET hospitalaria que entró en funcionamiento en España y que «ha permitido ofrecer a estos miles de personas un tratamiento personalizado, adaptado a sus características y patología», ha destacado el Dr Arbizu, actual director del departamento.
En la actualidad, la Clínica es uno de los hospitales europeos que produce mayor número de radiofármacos. En concreto, dispone de ocho para uso clínico específico en determinadas patologías en el propio centro, cinco que se han utilizado o se están utilizando para estudios de investigación clínica y cinco de producción propia para estudios de investigación experimental. Además, el Laboratorio GMP dispensa radiofármacos de producción externa como Amiloide y Tau, de gran interés en el estudio de las demencias.
«En aquel momento fue una apuesta de la Clínica por estar a la vanguardia. Le urgía en cierta manera porque era un centro universitario investigador que necesitaba ofrecer a sus pacientes innovaciones diagnósticas. Para entonces ya se había demostrado que la tecnología PET podría ofrecer mayores posibilidades de diagnóstico», explica el Dr. José Ángel Richter, que ha dirigido el Servicio de Medicina Nuclear de la Clínica desde sus inicios hasta el año pasado.
El Servicio PET de la Clínica, dotado de un ciclotrón (acelerador de partículas), un Laboratorio de Radiofarmacia, dirigido por el Dr. Iván Peñuelas, y de un tomógrafo PET (Tomografía por Emisión de Positrones), arrancó el 9 de enero de 1996 con la instalación del ciclotrón. Fue el primer Servicio PET de España ubicado en un hospital, tanto para investigación como para asistencia clínica, y uno de los pioneros en Europa, «ya que la mayoría de los existentes estaban destinados sólo a investigación». «El impulso continuado por avanzar en esta tecnología médica ha posibilitado que la Clínica continúe líder en Europa tanto a nivel asistencial como de investigación en Medicina Nuclear», ha destacado el centro médico en una nota.
Para ello, el equipamiento de la Unidad PET cuenta con la tecnología diagnóstica de imagen molecular más avanzada, con un equipamiento multimodal, que combina PET y TC de última generación, para detectar lesiones tumorales de reducido tamaño y procesos moleculares imposibles de identificar mediante otras técnicas.
El Servicio de Medicina Nuclear-PET de la Clínica está acreditado por la Asociación Europea de Medicina Nuclear, entidad que avala la excelencia y control de calidad de los procedimientos que se realizan en este servicio. Dicha acreditación facilita, además, a la Clínica el acceso a ensayos clínicos de fase I y II.
La suma de estos factores ha supuesto también que el servicio de Medicina Nuclear de la Clínica haya atendido pacientes derivados por los servicios públicos de salud de diferentes comunidades autónomas como Navarra, País Vasco, La Rioja, Cantabria, Asturias, Aragón, Cataluña, Castilla-León y Madrid.
EL PRIMER CASO
El 9 de enero de 1996 la Clínica instaló el ciclotrón, de manera que el primer estudio PET a un paciente pudo realizarse en abril de ese mismo año. Este primer caso fue un cáncer de pulmón que precisó la administración del radiofármaco 18FDG, elaborado en el Laboratorio de Radiofarmacia de la propia Clínica, que «permitió evaluar todos los nódulos tumorales existentes y ofrecer al paciente el mejor tratamiento posible».
Para llegar a esta meta, además del ciclotrón o acelerador de partículas necesario para producir isótopos radiactivos, la Clínica había edificado también el Laboratorio de Radiofarmacia, donde se comenzaron a elaborar los radiofármacos. Las instalaciones añadían además un equipo PET (tomógrafo por emisión de positrones) que permitía observar la imagen molecular del organismo del paciente y la actividad tumoral en caso de existir. En total, el conjunto de las instalaciones supusieron una inversión aproximada de 250 millones de pesetas de aquella época, 1’5 millones de euros actuales.
Aquel primer Servicio PET estuvo integrado por nueve personas: dos médicos, un radiofísico, un radiofarmacéutico, cuatro enfermeras y una secretaria. En la actualidad, el Servicio de Medicina Nuclear-PET está integrado, en el conjunto de las dos sedes de la Clínica (Pamplona y Madrid), por 46 profesionales.