El Producto Interior Bruto de Navarra registró en 2020 una retroceso del 8,3%, marcado por la crisis sanitaria derivada de la Covid-19. Se trata de una caída «sin precedente» que supera ampliamente el descenso del PIB en 2009, la mayor tasa negativa registrada hasta la fecha, cuya tasa se cifró en -2,6%, según datos del Instituto de Estadística de Navarra. En este mismo periodo de tiempo la economía española registra una caída del 10,8%.
Este retroceso de la economía navarra se debe, desde la óptica de la oferta, a la caída en casi todos los sectores de actividad, donde destaca el descenso observado en los servicios de mercado.
Desde la óptica de la demanda, destaca la caída en la demanda interna con una aportación de -7,5 puntos porcentuales debida al retroceso de la formación bruta de capital y, en menor medida a la caída estimada en el gasto en consumo final de los hogares, compensada en parte por el dinamismo observado en el gasto en consumo final de las Administraciones Públicas. Por su parte, la demanda externa cifra su contribución negativa al agregado en -0,8 puntos porcentuales.
El PIB de Navarra ha descendido en el cuarto trimestre un 5,9% en relación al mismo trimestre del año 2019, repitiendo la tasa registrada el trimestre anterior. Es una estimación que ratifica la obtenida en el Avance de la Contabilidad Trimestral de Navarra realizada por el el Instituto de Estadística de Navarra (Nastat). Este descenso interanual es menor que el observado en España, 8,9%, pero superior al de la UE-27, donde se redujo en un 4,6%.
Desde el punto de vista de la oferta, todos los sectores han sufrido en el cuarto trimestre un descenso interanual de su valor añadido, excepto los servicios de no mercado, que han experimentado una tasa positiva del 4,5%.
En el cuarto trimestre la industria ha experimentado una contracción del 5,8% respecto al mismo trimestre del año anterior y la agricultura del 3,2%. En el sector de la construcción el retroceso observado es del 3,9%.
Los servicios de mercado, cifran la caída en el 9,3%, siendo hostelería, actividades administrativas y servicios auxiliares y transporte los que reflejan mayor deterioro.
En cuanto a la demanda, destacan las señales de ligera recuperación, por segundo trimestre consecutivo, del consumo de los hogares e ISFLSH o consumo privado que desciende un 7% y la continuidad en el crecimiento del consumo final de las Administraciones públicas, o consumo público, que asciende un 5,9% en términos interanuales.
La inversión o formación bruta de capital modera el retroceso al 7,7%.
Las exportaciones atenúan la caída al 5% con respecto al cuarto trimestre del año anterior, debido a la mayor actividad industrial, mientras que las importaciones se han contraído un 3,5%.
Por lo tanto, la demanda externa, que es la diferencia entre exportaciones e importaciones, desciende debido a la evolución de sus dos componentes y la aportación al PIB pasa a ser negativa.
La remuneración de asalariados registra una contracción (-2,4%) menor que la del excedente bruto de explotación (-7,9%), formado por la remuneración de las personas autónomas y los beneficios empresariales.
En el cuarto trimestre de 2020 se modera la caída interanual del empleo y se sitúa en un -4,3%. Los puestos de trabajo de las personas asalariadas han descendido un -3,7%, por lo que el impacto negativo ha sido más fuerte en términos de empleo no asalariado.
Cabe recordar que las personas que están en ERTE figuran como ocupadas en las estadísticas de empleo, pero según el Sistema Europeo de Cuentas (SEC) no computan como puestos de trabajo en las Cuentas Nacionales, anuales y trimestrales.
El sector primario ha presentado un descenso del empleo del 1,5% en relación al cuarto trimestre del año 2019.