Dicastillo se ha convertido este año en el escenario de una de las historias más peculiares, tiernas y descaradamente divertidas que compiten en la final del certamen de cortometrajes Navarra, Tierra de Cine. “Inmaculada”, firmada por los realizadores Guillermo Rojo y Jesús Cardiel, es una comedia costumbrista que parte de un drama doméstico, pero que acaba convirtiéndose en una odisea tan absurda como entrañable.
La protagonista, Inmaculada, es elegida en un pequeño pueblo navarro para custodiar la capillita de la Virgen, un honor que cualquiera recibiría con orgullo… hasta que la imagen desaparece misteriosamente de su casa. Desde ese momento, la tranquilidad rural estalla en mil pedazos y comienza un torrente de situaciones clandestinas, miradas cómplices y enredos que explotan con un humor muy reconocible para cualquiera que haya vivido —o soñado con— la vida en comunidad.
El proyecto tiene un corazón muy claro: Dicastillo, que no solo ha servido de localización, sino que se ha volcado literalmente en la producción. “El pueblo nos ha abierto las puertas de sus casas, de verdad”, destaca Guillermo Rojo a Pamplona Actual, aún sorprendido por la implicación vecinal. Más de 40 vecinos y vecinas participaron como figurantes para llenar la iglesia en una de las escenas clave del corto, dando vida y autenticidad a la historia.
Una mención especial se lleva Maribí, concejala de Cultura, cuya implicación ha sido fundamental para que el rodaje saliera adelante. “Sin ella no hubiera salido tan bien como ha salido”, reconocen Rojo y Cardiel, que insisten en que el corto es, en parte, un homenaje a esa complicidad tan propia de los pueblos.
Entre los retos de producción, hubo uno que les quitó el sueño: encontrar la capillita y la Virgen adecuadas para el papel. Y no es una forma de hablar. “La Virgen, aunque es de escayola, es un personaje más de la película… queríamos que se sintiera viva”. Un objetivo que, aseguran, han logrado.
“Inmaculada” llega a la final de Tierra de Cine con la ambición justa y la ilusión desbordada de quienes han disfrutado cada paso del proceso. “Esperamos que esta comedia guste al público y que se divierta tanto como nosotros haciéndola”, concluyen sus autores.
Navarra suma así otra historia pequeña en dimensiones, pero enorme en cariño y personalidad. Una de esas películas que recuerdan que, a veces, lo cotidiano tiene un brillo cinematográfico irresistible.
Si quieres ver el corto, así com el resto de finalistas, y participar en la votación (y votart por supuesto por él si es el que más te gusta), puedes hacerlo en este enlace.







