Las máximas autoridades españolas acudieron hoy en Madrid a la capilla ardiente del fallecido fiscal general del Estado José Manuel Maza, cuyos restos fueron repatriados desde Buenos Aires, donde murió el sábado de forma repentina.
El rey Felipe VI, jefe del Estado español, y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, dieron el pésame a la familia y los amigos del fiscal, quien falleció a los 66 años.
«Era sobre todo una persona recta, justa, equilibrada, sensata y conocedora de la realidad que le rodeaba. Ha sido una enorme pérdida», dijo Rajoy en la sede de la Fiscalía General del Estado, donde fue ubicada la capilla ardiente.
«Fue uno de los grandes juristas que ha tenido España desde hace mucho tiempo. Él ejerció el derecho desde muchos ámbitos (…) y en todos aplicó el sentido común, la seriedad y el rigor jurídico», destacó la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal.
La muerte de Maza provocó una gran sorpresa y consternación en España en medio de la crisis institucional abierta por el desafío independentista catalán, en la que el fiscal tuvo un papel destacado por su querella contra el destituido Gobierno de Carles Puigdemont.
Maza falleció el sábado pocas horas después de ser ingresado por una infección renal en una clínica de Buenos Aires, a donde había viajado para participar en la Asamblea de Ministerios Públicos Iberoamericanos.
El jurista se convirtió en fiscal general del Estado en noviembre de 2016 tras una carrera judicial de más de 40 años.
De perfil conservador pero dialogante, protagonizó varias polémicas al frente del Ministerio Público. En mayo se convirtió en el primer fiscal general del Estado en ser reprobado por el Parlamento español acusado por el PSOE de «incumplimiento grave y reiterado de sus funciones» por las sospechas por su papel en la investigación de los escándalos de corrupción en torno al Partido Popular (PP) de Rajoy.
