
Un acto institucional ha abierto este viernes la programación de este octavo centenario, coincidiendo con la festividad de San Felices
Viana, 1 de febrero
Un 1 de febrero de 1219, el rey Sancho VII el Fuerte colocó la primera piedra de la ciudad de Viana. Hoy, ochocientos años después, la localidad ha conmemorado esta importante efeméride con un completo programa de actividades que se inició el pasado sábado con la coronación del Rey de la Faba y que culminará este domingo, 3 de febrero.
Este viernes a mediodía ha tenido lugar un acto institucional en la Casa de Cultura, que ha proseguido con el reparto de la moneda del VIII centenario.
Además, a largo del día se ha realizado una recreación histórica de campamento medieval en las ruinas de San Pedro, justas medievales en la Plaza del Coso, y un recorrido con antorchas, entre otros actos.
De forma paralela, el casco antiguo de esta localidad próxima a la Rioja se ha engalanado y varios establecimientos hosteleros han preparado menús y pinchos especiales para propios y visitantes.
Breve historia de la fundación de la ciudad
Se otorgó carta de fundación en 1219, por el rey Sancho VII, “el Fuerte”. En la misma dice “Yo don Sancho por la gracia de Dios Rey de Navarra, hago aquí carta. A todos los pobladores de Viana, también a los presentes como a los por venir.”, lo que da a entender que a los entonces habitantes de Viana, se sumaban las otras aldeas del contorno: Cuevas, Tidón, Piedrafita, Soto, Longar, Perizuelas, Cornava y Goraño. También formaron parte de su jurisdicción Aras, Bargota y Lazagurría, aunque permanecieron como poblaciones habitadas. El resto se abandonaron agrupándose dentro de las murallas de la nueva villa. Dieron comienzo las obras el 14 de enero, fiesta de San Félix, colocando la primera piedra de lo que luego sería el portal de San Felices. Este asentamiento concentró la población de la zona para constituir un importante punto defensivo cercano a la frontera del reino castellano. El mismo monarca le cedió el fuero de Logroño-Laguardia, lo que facilitó, su rápido crecimiento. A su apogeo contribuyó la importante comunidad de judíos establecida en la villa, y el encontrarse en la ruta hacia Santiago de Compostela.
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